
Después de meses o incluso años de búsqueda, llega la noticia: los han encontrado. El corazón se acelera con una mezcla de euforia, nerviosismo y un profundo miedo a lo desconocido. El reencuentro con tu familia biológica es, sin duda, uno de los momentos más trascendentales y emocionalmente complejos de tu vida. No existe un guion para este día. No hay una forma “correcta” de sentir. Permitirte vivir cada emoción sin juicio es el primer paso para un encuentro sano y sanador.
“El coraje no siempre ruge. A veces, es la voz tranquila al final del día que dice: lo intentaré de nuevo mañana.” – Mary Anne Radmacher
Estudios sobre adopción, como los realizados por el Donaldson Adoption Institute, indican que más del 90% de los adoptados que se reencuentran con sus familias biológicas expresan una alta satisfacción con la experiencia. Sin embargo, la misma mayoría lo describe como un evento emocionalmente intenso y desafiante. Para navegar esta complejidad, es vital gestionar tus expectativas; esto no es una película, es la vida real con personas reales y sus propias historias. Establece límites claros desde el principio sobre qué te sientes cómodo/a compartiendo. Asegúrate de tener una red de apoyo sólida (tu familia adoptiva, pareja, amigos) a quien puedas recurrir. Y lo más importante, ve a tu propio ritmo. Si necesitas tiempo y espacio después del primer encuentro, es perfectamente válido.
El viaje emocional del reencuentro no termina con el primer abrazo. En Fundación Raíces Roldán, nuestros psicólogos y consejeros voluntarios te ofrecen un acompañamiento profesional y empático antes, durante y después de este gran paso. No tienes que procesar estas emociones en soledad; estamos aquí para sostenerte.