
El primer encuentro ha pasado. Las lágrimas, los abrazos y las primeras historias han quedado atrás, dejando una estela de emociones intensas. Pero con el tiempo, una nueva pregunta surge, silenciosa pero insistente: “¿Y ahora qué?”. Muchos adoptados sienten la presión de “recuperar el tiempo perdido”, un anhelo comprensible pero que puede generar una enorme ansiedad. La clave es cambiar la perspectiva: no se trata de recuperar un pasado que no existió, sino de construir un futuro que sí es posible.
“No podemos cambiar las cartas que nos han repartido, solo cómo jugamos la mano.” – Randy Pausch
La investigación sobre relaciones post-reunión muestra que, si bien la fase inicial de “luna de miel” es común, establecer un vínculo estable y duradero requiere un esfuerzo consciente de ambas partes. No hay un atajo para construir la confianza y la intimidad que se forjan con los años. En lugar de intentar llenar dos o tres décadas de ausencia, enfócate en crear nuevos recuerdos, por pequeños que sean. Empieza con interacciones de baja presión, como mensajes o llamadas cortas. Comparte fotos de tu vida y siente curiosidad genuina por la de ellos.
Acepta que puede haber diferencias culturales, sociales y de vida enormes. No puedes recrear una infancia, pero sí puedes construir una relación adulta significativa, basada en el respeto y el entendimiento mutuo.
En Fundación Raíces Roldán, sabemos que el camino después del reencuentro tiene sus propios desafíos. Por eso, facilitamos grupos de apoyo donde puedes compartir tus experiencias con otros adoptados que están viviendo lo mismo que tú. Con la guía de nuestros profesionales voluntarios, puedes aprender a construir esos nuevos puentes familiares, un día a la vez.